¡Por favor! Que alguien me ahogue y acabe con esto de una vez.
He hecho el supremo sacrificio, si
otras pueden, YO TAMBIEN. Ahora, después de probarlo, solo encuentro dos explicaciones
posibles, o son masoquistas o insensibles. Porque esto es una tortura.
Me he levantado a las 7 am pensando que a esa hora habría poca gente.
Vamos, nadie ¿Quién va a ir a nadar a esas horas? Esperaba encontrarme el
vestuario vacío, la piscina para mi sola, y uno o dos despistados como yo.
¡Por el amor de dios! Parece una estación en hora punta ¿Regalan algo hoy y
yo no me he enterado?
Después de embutirme en el bañador y el gorro. Gracias a dios no se me ha
olvidado nada (ayer lo comprobé varias veces y esta mañana también, no vaya a
ser que después de llegar hasta aquí tuviera que volverme a casa).
Me voy a la piscina pequeña, la otra es olímpica y ni de coña.
Por increíble que parezca, todas las calles están ocupadas, algunas con más
de una persona (la olímpica también). Yo estoy alucinando.
Dejo la toalla en un colgador roñoso y me dispongo a ducharme. ¡Joder! El
agua esta helada. ¡Pero qué quieren que nos dé un ataque al corazón!
Me decido y entro en el agua, me coloco bien las gafas, compruebo los
tapones de los oídos, veo que la otra ocupante de la calle está a una distancia
prudencial, y comienzo.
La primera en la frente, bueno, más bien en el ojo. Me entra agua.
Así no puedo nadar. Me paro. Me lo intento tomar con humor, “ajusto las
gafas y ya está”, me digo a mi misma para darme ánimos.
He conseguido nadar dos largos seguidos y ya empiezo a relajarme, mi
compañera de calle es respetuosa, va por su lado. Ahora ya puedo hacer lo que
he venido a hacer. NADAR.
¡Oh! ¡Oh! ¡Me cago en todo lo que se menea!
Tanto fijarme en las puñeteras gafas y no me he dado cuenta de que el
bañador es tan viejo y está tan cedido, que mojado y en movimiento, se me salen
las tetas.
¡Mierda, mierda, mierda!
Me tapo, levanto la cabeza totalmente avergonzada para ver si alguien se ha
dado cuenta. Afortunadamente parece que no.
Después de hacer sendos nudos en las tiras del bañador y obligarme a nadar
durante un cuarto de hora, salgo de allí con un nuevo propósito en mi plan de cambiar
de hábitos.
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